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Noviembre poema de otoño
Aquí está el hermoso verano difunto, Las flores han perdido su fragancia.
Las flores ya no tienen tintes frescos, Sus colores brillantes están apagados.
Muchos botones listos para abrir Cerca de marchitarse.
El otoño se ha puesto su austero velo, Ya no hay un piso feliz.
Cerca de dalias altas y orgullosas, que levantan sus variados ramos,
Solo vemos pensamientos oscuros, Y crisantemos matizados.
En las arboledas desnudas de luz Los pájaros cantores están en silencio.
Por el suelo rueda la castaña, Y en las paredes sangra la vid.
El césped está frío y húmedo, Las hojas ya oxidadas;
El viento en la tierra los dispersa, El viento o la próxima lluvia.
El aire es húmedo y penetrante, El jardín no es más que un moribundo.
El sol, a través de la niebla, Parece un incensario rojo humeante;
Y la naturaleza está en este lugar. Solemne como una despedida.
Dejemos, hijo mío, este rincón tranquilo; Volvamos a la gran ciudad.
Allá, al abrigo de los autanos, Esperemos a la primavera.
Pero escucho un susurro de alas Y lastimeros ritornellos..
¿Se arrepiente este dulce pájaro, ¿Como nosotros, el pasado abril?
Amélie Dewailly (Sra. Gustave-Emile Mesureur) Nuestros poemas infantiles - 1885
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