No ha permanecido aquí de ti, ni pintado ni impreso, ni página, oh madre querida, ni dibujo, ni retrato pintado, ni piedra, ni mármol tallado, nada más que la imagen tranquila y sabia que has dejado en mí, que guarde la imagen que dejaste de ti mismo, que su resplandor permanezca durante mucho tiempo y muera en mí (A françoise:1943-1991).